LA VUELTA AL MUNDO DEL RATÓN PÉREZ
José Manuel Pedrosa – Paz Rodero
¿Verdad que me conservo muy bien? Pues, aunque no os lo parezca, soy mucho más viejo de lo que pensáis. Podría relataros muchas historias de tiempos pasados, pero no tenemos tiempo ahora para eso. Hay algunas otras cosas que debo contaros antes.
En la lejana prehistoria, a los niños se les caían los dientes, igual que a los de ahora. Sin embargo, no sabían qué hacer con ellos. Todavía no había almohadas, ni se había inventado el dinero. Ni siquiera había caramelos de miel de abejo-saurio, ni bombones de bronto-saltamontes. La gente vivía en cuevas o en chozas con el techo de paja.
A mí las cuevas me dan miedo. Prefiero vivir en los tejados, entre las pajas, tan calentitas. Desde allí me asomaba para contemplar a los dinosaurios que andaban por los alrededores.
Pero, a veces, cuando a los niños se les caía un diente, rompían a llorar. A llorar y llorar. Lloraban muy, muy fuerte. Parecían tigro-mamuts acatarrados. Y no me dejaban dormir.
Me puse a pensar y a pensar. ¡Qué fastidio, no poder dormir! Y se me ocurrió devolverles un diente aún mejor que el que habían perdido, para que se consolasen y no llorasen.