Nota previa
Cuando Juan Casamayor, Gran Maestre de P�ginas de Espuma, me encarg� esta antolog�a, tuve claro ad�nde quer�a llegar y cu�les ser�an mis objetivos, a pesar de envergadura de la tarea que se me encomendaba: nada menos que divulgar entre los estudiantes y los docentes de las dos orillas atl�nticas la realidad del cuento tanto de Espa�a como de Hispanoam�rica, y ello a trav�s de una selecci�n que incluyera a los autores m�s representativos del momento en cuanto a la cantidad o a la calidad de su obra narrativa. Mostrar la maravillosa comunidad del espa�ol de Espa�a y de Am�rica, la fuerza de una lengua vivida en tan diversas circunstancias � distinta y a la vez confluyente, respetando or�genes y transcursos � fue como un guante que te reta y que se recoge al vuelo con la seguridad de acertar en la elecci�n de los textos y de los escritores.
No puede ser m�s acertada la elecci�n del relato como arma did�ctica, pues se trata de un g�nero que, a causa de su brevedad, es muy c�modo para trabajar en las aulas, m�s atractivo para el escolar que puede leerlo en poco tiempo y ser receptor de una pieza completa que se ajusta al ritmo de la vida moderna. Cada relato, un universo cerrado en sus manos, un chispazo rotundo, ya sea un cuento esf�rico, a la manera tradicional, o un espacio abierto a lo Carver. Y me baso para afirmarlo en una dilatada y fruct�fera experiencia docente, tanto a nivel de ense�anzas obligatorias, post obligatorias como universitarias.
A la hora de elegir a los cuentistas que incorporar�a a este libro, me ha interesado m�s rastrear las voces del presente que, por sus modos y por su tem�tica, pueden estar m�s cerca de los lectores a los que esta antolog�a va dirigida. Los mayores, las grandes figuras que se obvian, est�n ah� como tel�n de fondo ineludible, como referencia impl�cita. Decid�, pues, divulgar a escritores espa�oles e hispanoamericanos de las �ltimas hornadas, para ver lo que se hace hoy, cu�l es la problem�tica que plantean, qu� t�cnicas son las que m�s frecuentemente utilizan.
Esta antolog�a persigue un objetivo que considero clave para la educaci�n de la juventud a la que va dirigida: ser un apoyo educativo para los padres que deseen acercarse a la problem�tica de sus hijos y compartir con ellos unas experiencias enriquecedoras. El ritmo de vida actual, que no es precisamente caldo de cultivo para grandes reflexiones, somete al individuo a prisas que no son el medio id�neo para fomentar las relaciones familiares. Estoy convencida de la enorme importancia de este libro para educar, no s�lo culturalmente, sino tambi�n en valores a la juventud, porque en �l se exaltan el respeto a los mayores, la necesidad de la comunicaci�n entre padres e hijos, el rechazo de la xenofobia y del racismo, las consecuencias negativas del alcohol y de las drogas, el elogio de la amistad y la templanza, el rechazo de la violencia. Esta antolog�a, pues, permitir� que los padres lean con los hijos, que les ayuden a reflexionar sobre la vida y sobre la muerte, sobre sus vivencias y sobre sus afectos. A penetrar, en una palabra, en un universo que les puede servir de ayuda para comprender sus carencias, sus gustos, sus aptitudes, y para colaborar con ellos en su enfrentarse al mundo lleno de riesgos en el que crecen.
Ha sido tambi�n mi intenci�n acercar a los escritores a las aulas con una finalidad especialmente atractiva: animar a las escuelas y a las instituciones para hacer que los autores antologados acudan en persona a los centros de ense�anza para dialogar con los estudiantes acerca de su obra, para comentar con ellos sus historias, para desvelarles los secretos que, como narradores, les depara la creaci�n literaria, lo que supone un proceso de desacralizaci�n de la literatura, una vivencia m�s real de la palabra escrita, una difusi�n pr�xima, lejos del academicismo de los estudios te�ricos sobre escritores ausentes o inaccesibles. Ahora, las p�ginas tienen un rostro, tienen detr�s hombres con una vida real que sienten y luchan con sus obsesiones como seres que son de carne y hueso. A lo largo de mis largos y ricos a�os de docencia, he gozado de hermosas experiencias de este tipo, pues muchos de los escritores vivos que he estudiado con mis alumnos han acudido a nuestras aulas para intentar contagiar de literatura a j�venes que quiz� no olviden una experiencia que m�s de uno quisi�ramos haber vivido.
Fomentar la lectura en los estudiantes que no se acercan a ella con la frecuencia deseada, entre otras causas por la competencia de los medios audiovisuales y de la cibern�tica; servir de apoyo al profesor para la ense�anza de la literatura; despertar el esp�ritu creador en los alumnos con actividades amenas y variopintas, han sido otras de las metas propuestas con esta antolog�a.
Por otra parte, he intentado contribuir a la superaci�n del aislamiento entre escritores de los pa�ses iberoamericanos cuyos libros son dif�ciles de conseguir, no s�lo en Espa�a sino entre ellos a causa de las deficiencias del mercado editorial que no favorece los intercambios ya que, en Hispanoam�rica, generalmente, s�lo se garantiza la difusi�n de las obras publicadas por editoriales espa�olas.
No est�n en este libro todos los autores que por sus m�ritos hubiera querido incluir. Antolog�a es siempre sin�nimo de elecci�n, elegir supone renunciar y ello, en este caso, ha sido muy dif�cil, dado lo rico del panorama cuent�stico espa�ol e hispanoamericano actual. Mi criterio de selecci�n se han ajustado no s�lo a la calidad literaria de los relatos seleccionados, sino tambi�n a su variedad formal y tem�tica, a los valores que propugnan y de los que el p�blico juvenil puede extraer provechosas ense�anzas.
Recomiendo la lectura de otros libros de cada autor antologado, aconsejo que los centros dispongan de ellos en sus bibliotecas, para que los alumnos puedan consultarlos. Es m�s, considero que el profesor no debe limitarse a trabajar los cuentos que elija de esta selecci�n, sino que debe implicarse en un conocimiento m�s amplio del autor elegido.
Dada la extensa n�mina de los pa�ses de habla hispana, he tenido que acortar la selecci�n por motivos de espacio, ya que, en un principio, fue mucho m�s amplia, pues inclu�a a toda Centroam�rica. Guatemala ser� ahora su representante. El Caribe tendr� como exponente a Cuba. Del centro y sur, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, M�xico, Paraguay, Per�, Venezuela, Uruguay, todos con una tradici�n cuent�stica importante. Por cada uno de estos pa�ses habr� un narrador o dos, seg�n se ofrezca un relato m�s extenso o varios microrrelatos. A Espa�a la representan cinco autores que son �no los �nicos, pero hab�a que decidir� de lo m�s granado de nuestro relato actual.